ddspumat 2 septiembre, 2019

Así, sin pensar demasiado…
Desde hace años voy a un bar que queda a la vuelta de la casa de mi familia, aquí, en Zamora.
He ido muchas mañanas a desayunar, muchas tardes a trabajar con su wifi y su San Miguel de barril y muchas veces en que me pesaban los días acumulados sin hablar con nadie. Allí siempre había un poquito de conversación para mí.

Hace años que voy al mismo bar, pido lo mismo y espero lo mismo: las mismas caras, el mismo diario, la misma tortilla (la mejor del mundo, después de la de mi suegra) y el mismo té… y la misma sonrisa detrás de la barra.
Soy persona que necesita ciertas rutinas para sentirme segura y en calma. Anclajes emocionales, creo que los llaman. De hecho, Zamora es para mí una gran ancla, por eso no me gustan los cambios ni el movimiento, y cualquier variación me afecta enormemente.

X ya no está detrás de la barra, sonriendo; cambió la hostelería por más tiempo con su hija y un trabajo sentada, es decir, por una mejora en su calidad de vida… y yo me alegro mucho por ella, de verdad que sí.

Hoy inauguraba la nueva dueña,
El bar sigue siendo el mismo en apariencia, solo ha cambiado algunas mesas y un par de carteles. La nueva sonrisa detrás de la barra no es tan sonriente pero es bonachona y se le ve con ganas. Me ha caído bien. Le he explicado cómo quiero el té y el resultado no ha sido devastador. 
La muchacha también ha hecho tortilla pero no me he atrevido a probarla… Las comparaciones, cuando son entre materias emocionales, me desasosiegan.

Pese a que el té era igual, no sabía lo mismo. Me he sentido insegura, triste, como si me hubieran arrebatado algo… la falta de historia allí me ha hecho sentir de prestado, como de visita, una extraña… Yo miraba a los demás clientes y nadie parecía ser consciente del cambio, estaban ‘normales’, a su bola…
Me apetecía decirle a la chica nueva: ‘Oye, para mí este bar es importante, cuídalo, por favor, y sobre todo no me lo quites haciendo muchos cambios…’

Soy sentimental pero no gilipollas y en seguida me he sacudido las pamplinas del cuerpo.
Me he dicho: ‘Susanika, hija, pareces tonta… solo es un puñetero bar que ha cambiado de dueño.. solo eso… no se ha muerto nadie.. Estas cosas pasan… hay miles de bares y miles de tortillas de patata decentes.. Estás viva, estás sana, eres una persona tremendamente afortunada… tienes amor, trabajo, salud, amigos, familia… La mayoría de la gente se cambiaría por ti, la mayoría de la gente está peor que tú… Entonces he tomado conciencia de lo bien que estoy yo y he hecho un ejercicio de imaginarme lo mal que está mucha gente, con enfermedades terribles, incapacitantes… con problemas personales o sociales lacerantes… con miedo, con hambre, con dolor… Hay guerras en el mundo, enfermedades, hambre, desastres naturales, miseria…
La vida es una puta mierda y eso me ha hecho sentir cojonuda, con mi té con canela y un poquito de leche.

La vida es una puta mierda sí, y yo me voy librando. Cuando me empiecen a mí las desgracias, vendrán todas juntas, zafarrancho de miserias preparado!
Qué guay………….
#QuienNoSeConsuelaEsPorqueNoQuiere

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