Susana Giner 12 enero, 2019

Leo por ahí sobre la polémica de la venta de La Cibeles a Heineken y algunos enfoques me parecen un error.

Para quien no sepa de qué va, dos pinceladas: David Castro era presidente de AECAI, Asociación española de cerveceros independientes españoles. Por su perfil personal, su acción al frente de AECAI ha sido muy combativa y reivindicativa y no se ha cortado un pelo en denunciar públicamente los abusos y las prácticas desleales que continuamente practican las ‘grandes’ para conservar su posición dominante en el mercado.

El caso es que David vendió su empresa, la cervecera madrileña La Cibeles, a Heineken y abandonó el cargo. Desconozco el orden exacto de los hechos y también si dimitió o lo ‘dimitieron’, pero quedémonos con la idea general.

Leo críticas muy duras a David Castro, lo ponen de poco menos que de traidor y vendido y recuerdo que sucedió algo parecido cuando el grupo Mahou-San Miguel adquirió Nómada.

No tengo ni tratos comerciales con La Cibeles ni una relación personal estrecha con David (sí mucho respeto y aprecio), vaya por delante.
¿Traidor y vendido por prosperar en su negocio? ¿Y eso?

Se mezclan temas.

De su tarea al frente de EACAI creo que no se le puede reprochar nada, pero es que, aunque sí se pudiera, esa no es la cuestión.
¿Que quizá no fue estético cómo lo hizo? Es posible, yo de estética entiendo poco, sin embargo las críticas que leo no van por ahí.
Lo que se critica es que David Castro defendiera los intereses de los pequeños frente a los abusos de los grandes y ahora trabaje para ellos. Como si la vida fuera bidimensional o qué sé yo.

Cuando David Castro defendía los intereses de los pequeños frente a los grandes (creo que lo hacía muy bien, además), estaba cumpliendo con las obligaciones de su cargo.
Pero es que David Castro, además de presidente de EACAI, es empresario. Y en el mundo empresarial, rigen unas leyes que se cumplen salvo muy contadas excepciones.

Ser pequeño no es una opción, uno no elige ser pequeño.
Tampoco es una condición.
Ser pequeño es una circunstancia y todo empresario pelea por cambiarla.
Montas una empresa con la intención de hacerla crecer.
La economía no puede ser artesana: la economía da o no da para pagar las facturas.

Los comerciales cambian de empresa y son leales a quien le paga la nómina; los futbolistas meten goles al equipo que les fichará la temporada que viene, y a eso no lo vemos ni traición ni prostitución.

Uno no se vende, simplemente cambia las condiciones en las que desarrolla su actividad. Y en todo caso, no se ‘vendería’, se ‘alquilaría’. ¿Y no te alquilas tú cada día cuando vas a trabajar?

Pero de todo lo que he leído lo que me parece un error mayor es el descrédito y las sospechas que se han vertido sobre el propio EACAI: se ha sugerido que en realidad EACAI es una lanzadera encubierta. Lo demuestra el hecho de que varios de los fundadores han sido adquiridos por grandes grupos.
¿Y no será que los fundadores de EACAI vieron la necesidad de agruparse porque eran en su momento las empresas más profesionales y con más visión de futuro, circunstancias que las hacen más apetecibles para los grandes?

Ese tipo de historias no me gustan nada. AECAI lo forman muchos profesionales muy serios y muy entregados y el descrédito de la organización les puede perjudicar.

Me parece mezclar churras con merinas o lúpulos de malta con flor de Jamaica.

Como me vengan a mí los señores de Heineken o de Damm o de Mahou o unos inversores chinos o americanos y me unten, ya me habéis visto el mocho bastante.

1 pensamiento a “El pez grande se come al chico o lo ‘compra’.

  1. No estoy de acuerdo en absoluto con la postura puesta de manifiesto en este post. Además de la economía, el objetivo empresarial y demás blablerías, hay un principio llamado ética, y una ética que sostiene al resto de principios. Si prima el objetivo empresarial frente a la coherencia, entonces los principios mostrados por ciertos empresarios «pequeños» antes de crecer serían postureos. Si 2d2 puede ser comprado por Mahou y desaparece el mocho, entonces no se sostienen los principios en los que dicen se inspira. Y si desaparecen tus principios y creces bajo el manto del enemigo, lo que te queda es una carcasa que sólo contiene, en este caso, billetes. En todas las profesiones hay profesionales que se niegan a irse a aquellas empresas que han detestado por más que les hayan querido entregar la luna. En todas las profesiones hay personas que harían lo mismo por un plato de lentejas. No creo que se equivoquen quienes apuntan a una venta del alma, puede que no se forren, pero seguro que o no es su objetivo, o no quieren hacerlo según cómo.

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