Susana Giner 3 abril, 2022
Reflexiones de domingo por la mañana tras una noche reparadora y un sábado feliz.
Ayer puse en mi estado de Facebook que me sentía orgullosa, sin embargo, no, no he ganado el Steve Huxley*. ¿Y entonces? Es que en mi vida hay más cosas que la cerveza y que los premios, sí. Pero ayer precisamente estaba orgullosa por la cerveza y por el Huxley, aunque no lo ganara.
Nunca me tomé en serio mi candidatura, la verdad. Será por este síndrome del impostor, será por esta manía mía de ir a mi bola, será por la creencia de que caigo mal en todas partes, será por esta fobia a estar bajo los focos (aunque cuando caliento, me lo paso pipa, tengo vocación de comunicadora sin talento).
Sin embargo, anteanoche, me desperté de madrugada, me entró la vena loca y me puse a pensar… Nerviosita perdida porque sabía seguro que iba a subir al escenario (Althaia me había pedido que recogiera su(s) premios), me dio por pensar que era posible que el Huxley lo ganara yo, probable no pero sí posible, ya que estaba en el bombo, que igual mis creencias limitantes eran solo creencias… ¡y que, si lo ganaba, me harían hablar y que no tenía discurso preparado! ¿Y qué voy a decir?? Es un momento grandioso, me va a escuchar mucha gente, y no solo la que esté alli presencialmente, y va a marcar mi trayectoria profesional porque va a acompañarme siempre, y voy a quedar retratada en mis palabras, tanto yo como persona como mi manera de entender mi trabajo (que no difieren en nada)…
¡¡¡AY!!!
Pensaba ir sola a la gala y de repente ya no me vi capaz. Me entraron mil angustias, mil inseguridades. Tantas que a las 6 de la mañana llamé a una buena amiga (la que ha diseñado la etiqueta de Attack the Sadness!!) y le supliqué, rogué, imploré que me acompañara…………….. tampoco se resistió mucho, pobrecita.
Y para La Farga que nos fuimos el sábado por la mañana.
De camino, Anna me preguntó: ¿Tienes discurso?
-No, pero no me lo van a dar a mí.
-Pero, ¿y si te lo dan?
-Pues improvisaré… y ya sabes lo que me gustaría decir.
-No lo hagas, no va a sentar bien.
-Lo sé.
Anna y yo hemos hablado mucho últimamente sobre algo que me preocupa y me ronda la conciencia. También lo hablé con Helena Torrecilla, otra buena amiga con la que hablo de cosas de esas del interior profundo.
Tal es mi preocupación que me planteé muy en serio dedicarle el minidiscurso que se esperaría de mí en caso de obtener el Steve Huxley. Eso no llegó a ocurrir porque ganó Salva Marimón (otro abrazo, Salva, me alegro mucho por ti) pero, conociéndome, sé que no me lo voy a quedar dentro y que al final tendré que soltarlo.
Pero ¿y por qué estaba yo ayer orgullosa?
Quienes me conocen, saben que no estoy pasando precisamente una plácida etapa en lo personal, que ha sido muy dura (aunque ha traído cosas muy buenas, demasiado íntimas y aburridas para explicarlas aquí). Es decir, en cualquier caso, una etapa muy desestabilizadora y desconcertante.
Nunca suelo hablar de mi vida personal ni hacer referencias a ella en mi Facebook ni publico fotos privadas ni doy detalles, pero esta vez lo he hecho.
A la reciente muerte de mi padre, el 14 de marzo, que, por inesperada y cruel, ha sido devastadora para mí y mi familia, hay que sumar unos 3 años de una relación sentimental corrosiva (de la cual soy co-responsable por permitirla) que acabó en enero y que había derivado ya mucho antes en depresión grave y trastorno de ansiedad. Estas circunstancias me han tenido algo descentrada y desconectada del ‘mundillo’ cervecero, y con poca imaginación. Las fuerzas me llegaban justas para cumplir mis compromisos, y lo hacía, aunque quizá no con tanta solvencia como anteriormente, por lo cual pido disculpas, aprovechando.
La gente me decía: es que estás rara, es que estás rara… Sí, lo estaba. No me reconocía ni yo.
La nominación al Steve Huxley llegó en pleno caos personal y la verdad es que fue un bálsamo… incluso convencida de que no me lo llevaría. Volvió a centrar mi atención en esa faceta de mi vida, la profesional, que me llena mucho a ratos y que me da muchas satisfacciones y también mucho de lo contrario, y fantaseé un poquito con ganar el premio y tal…
No se lo habría dedicado a mi papi, aunque el gesto en el escenario habría sido muy emotivo, porque no soy una cínica: mi padre pasaba de todo, vivía en su mundo de tablas y números, y le habría importado un carajo. (Esto lo digo con ciertas reservas… una de las cosas buenas que adjuntaba esta serie de desgracias es que, durante el mes que mi padre estuvo muriendo, nos demostró su particular forma de querernos).
El caso es que pensé en toda esa gente que me había votado, conozco algunos nombres, pero han tenido que ser muchos más, y que es gente que aprecia lo que he hecho, incluso con mis rarezas y mis claroscuros, y que en cierto modo debe de apreciarme también como persona. Y pensar estas cosas me ayudaba a recuperar la perspectiva que la relación corrosiva me había hecho perder.
Yo no soy el típico perfil mediático, popular… soy evasiva, voy a mi bola, visto mal, soy poco de la fiesta, sonrío poco, adulo menos… Un grado leve de algo similar a una prosopagnosia caprichosa (no sabéis lo que me cuesta reconocer ciertas caras, no es que no las identifique, no es que se me olviden, es que simplemente algunas caras, por mucho que las vea, no se me quedan) tampoco ayuda a ser la más popular de la fiesta, ¿me explico? Seguro que si me conoces en persona lo has comprobado más de una vez. Y las mascarillas me han hecho la vida social casi imposible!
Sin embargo, ahí estaba yo, entre los 5 personajes del sector con la trayectoria profesional mejor valorada… YO. Uffff… Mola un huevo!
Y me pongo a pensar y me sacudo el complejo de impostor: he hecho un montón de cosas, y algunas antes que nadie (otras no), algunas mejor que nadie (otras no)… Y aquí es donde debo pararme a dar las gracias a mucha, muchísima gente que ha confiado en mí y que ha colaborado conmigo a lo largo de los años: Un curso de BJCP, catas, talleres de elaboración, concursos de birra, catas de maridaje, catas virtuales, impliK2, fiestas solidarias, cervezas solidarias, blogs, artículos en revistas y blogs especializados… Todo eso no podría haberlo hecho yo sola sin colaboradores, muchos de ellos muy generosos. No daré nombres porque podría dejarme alguno y eso queda fatal.
Muchísimas gracias a todos los que habéis hecho posible que no haya ganado el Steve Huxley 2022 pero casi. 😛 Sabéis que hablo totalmente en serio. (Además, según creo, me quedé muy cerca.)
Y aquí tengo que detenerme otra vez y ponerme seria. En toda esta historia hay una parte que no se ve apenas, una pieza clave, el engranaje más importante: María, mi socia actualmente y mi esposa durante 13 años. María es el elemento clave porque ella, además de soportarme a diario, me ha procurado las condiciones necesarias para que yo pudiera dedicarme a esas tareas más vistosas y creativas y divertidas. Y muchas otras cosas más. Gracias, M. No hay palabras para agradecerte lo que tú y tu familia habéis hecho por mí.
Ayer, durante la gala de entrega de premios, con todas esas reflexiones en mi mente, que iba a mil, dejándome exhausta para todo el día, vi a mucha gente que me quiere y a quien quiero, incluso en la distancia. Subí 5 veces al escenario en representación de Althaia, lo cual me hizo sentir sumamente afortunada. Repartí y recibí muchos abrazos y besos sinceros de gente ¡a la que no le compro cerveza!, porque en ese momento éramos dos personas, no dos empresas.
Se me acercaron personas que querían conocerme porque me leían aquí o allá o me habían visto en alguna entrevista, con mi rubor pertinente, por supuesto. Alguien dio toda la vuelta a la sala para saludarme y regalarme un pin de una jarrita de cerveza hecho a mano.
Eché en falta a otra mucha gente, eso también es cierto, y es que no es lo mismo un BBF (que no me gusta) que un InnBrew (que tampoco me gusta). 😛
Pero hay algo más: alguien a quien no le he comprado una sola cerveza todavía, de quien apenas recordaba la cara y que reconocí porque acababa de bajar del escenario de recoger un galardón, al pasar por mi lado, se agachó para ponerse a mi altura (yo estaba sentada) y me dio las gracias por haber hecho Attack the Sadness!! Me explicó que él había pasado por ello, que sabía qué es una depresión, y me lo dijo mirándome a los ojos, como reconociéndonos el uno al otro, y me volvió a dar las gracias por la iniciativa. Pensé que qué bueno atreverse a contar estas cosas sin vergüenza, porque es el primer paso para recuperar un poco la Humanidad.
Hoy, de lo que me siento realmente orgullosa es de saber que yo también estoy saliendo del pozo, gracias a gente que tengo alrededor que me ha cuidado con muchísima paciencia, y que me repiten una y otra vez mantras que necesito oír para reorganizar mi mente; gente que debe de estar ahí por algo aunque a veces creo que no lo merezco.
También me siento muy orgullosa por haber pedido ayuda cuando me di cuenta de que yo sola no podía (en ese momento es cuando padecí la falta de recursos de la Sanidad Pública en materia de Salud Mental y se me ocurrió lo de Attack de Sadness!!), y también estoy orgullosa de mi trabajo personal, duro y constante.
Y me siento orgullosa, muy orgullosa por haberme atrevido a contaros todo esto aquí y en Facebook, seguramente llevada por emociones infantiles provocadas por el día de ayer, en ese perfil, en el que mezclo mi vida privada con mi vida profesional, porque para mí todo es casi lo mismo, porque todo lo vivo igual de intenso y trato de hacerlo siempre lo mejor que puedo.
Y prometo ponerme las pilas y haceros reír y pensar y hablaros mucho de cerveza y poneros de los nervios llevándoos la contraria… pero a cambio tenéis que ayudarme con la Attack the Sadness!!
Y os voy a pedir algo más: antes de juzgar a quien tenéis en frente, piensa que ese alguien está viviendo, igual que tú, el drama de la vida.
FIN
*Premio Steve Huxley
Reconocimiento a la carrera profesional cervecera» nace el año 2019 con la voluntad de ser otorgado anualmente por Beer Events SL (BE) a través del Barcelona Beer Festival (BBF) con el fin de galardonar y reconocer las trayectorias profesionales dentro del movimiento cervecero artesano.

Los tres grandes principios, que resumen los valores que pretende potenciar este reconocimiento, son los siguientes:

  • Difundir y poner en valor la cerveza artesana. 
  • Reconocer trayectorias profesionales llenas de dedicación y pasión. 
  • Mostrar los valores positivos de compañerismo, fraternidad, innovación o intercambio de conocimiento, presentes en el sector de la cerveza artesana.

1 pensamiento a “De cómo no gané el Steve Huxley y estoy orgullosa

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