Inventario de las perlitas recogidas al cabo de la jornada, para burla, mofa, escarnio, ultraje, humillación y, en caso de apetencia, insulto directo, de nuestra exquisita clientela, que es lo único que me mola de mi trabajo. Los sujetos burlados serán identificados con nombre completo, ciudad de residencia, DNI y número de teléfono, así se les podrá telefonear de madrugada para amenazarles y tal.
Entre quienes las leen, las anécdotas de la tienda suscitan mayoritariamente reacciones que podrían encuadrarse en dos grupos:Grupo A – Este grupo de lectores disfruta, las comenta, las ríe si se tercia, reflexiona sobre ellas y sus posibles implicaciones y pide más y más. Entienden que es la recreación significativa de un extracto de la realidad, intencionada, por supuesto, no del todo inocente, probablemente un poco guasona, pero, por descontado, no malintencionada. Nada malintencionada. Cuando nos encontramos, suelen hacer alusión a alguna que les ha hecho especial gracia y yo les obsequio con pormenores extra.
Grupo B – Este segundo grupo se obstina en verlas como burlas, escarnios o, incluso, ‘lapidaciones’, considerándolas, creo que con sarcasmo, estrategias de venta. Eso me deja a mí en bastante mal lugar, claro, una especie de monstruo desalmado, casi sanguinario, muy cruel, látigo de los ignorantecerveceros. En su mayoría, los lectores de este grupo mantienen una relación bastante superficial con nosotras, por lo cual no nos conocemos mucho, o nada; ni falta que me hace, por supuesto, ni ganas, faltaría más, pensarán.A pesar de que he reflexionado sobre este asunto con toda la dureza de que soy capaz (me conviene), que es mucho, para mí es el primer grupo el que está en lo cierto.Eso no invalida la posibilidad de que yo sea mala, muy mala, por supuesto; de hecho, lo soy, y mucho, pero no lo vuelco en el blog: Mala sí, tonta también pero no tanto.¿Y si os dijera que la mitad de las veces las situaciones narradas son ficticias? ¿Y si os dijera que al menos la mitad de cada historia es ficción, salvo excepciones?¿Y si os dijera que en la mayoría de ocasiones un suceso anodino me ha servido de catalizador para inventarme una historia del tipo ‘¿y qué pasaría si?’?Ilustro con una escena lo que quiero exponer o una escena me hace reflexionar y la utilizo para expresar un sentido más complejo. Es decir, LITERATURA.
¿Cambiaría esto las cosas?
¿Y si os dijera que las anécdotas auténticas de bochorno, aquellas que de verdad llenarían esto de carnaza barata y harapos impúdicos no las cuento?A lo largo del día entra mucha gente en esta tienda (nunca es suficiente) y la mayoría no tiene ni idea sobre cerveza… La atención al público es una fuente inagotable de situaciones incómodas y estas no las cuento, por pudor y porque no me apetece que me rompan la cara.¿Si os dijera esto que os acabo de decir, sería diferente? Además, me consta que muchos protagonistas se han reconocido en su historia y, no solo no tengo ninguna queja, sino que algunos me han dado las gracias. Si alguna vez ocurriera lo contrario porque alguien se sintiera molesto, pediría disculpas y lo lamentaría profundamente.En resumen, hay muchos blogs mejor que este para leer.